Es muy común que cuando navegamos por Internet, las direcciones de los sitios web que visitamos, tienen en sus encabezados unas siglas (HTTP y HTTPS). Pero sabemos a ciencia cierta lo que significan estas siglas y para qué sirven.

Para empezar, las siglas HTTP significan Protocolo de Transferencia de Hipertexto en inglés, “Hyper Text Transport Protocol“ y es un sistema diseñado con el propósito de definir y estandarizar la sintaxis y la semántica de las transacciones que se llevan a cabo entre los distintos equipos que conforman una red. Es decir, es el protocolo encargado de asegurarse de que los datos lleguen y lleguen bien.

La principal característica de este protocolo es que es un sistema orientado al funcionamiento del tipo petición-respuesta, lo que significa que en la estructura debe existir un cliente y un servidor; siendo el cliente el que efectúe las peticiones y el servidor el que las responda. En otras palabras, una vez que en el navegador escribimos una dirección web y presionamos la tecla “Enter”, el servidor nos responderá devolviéndonos lo deseado.

¿Cuál es la diferencia entre HTTP y HTTPS?

Como hemos visto, el protocolo HTTP es un lenguaje que sirve para intercambiar información entre los servidores y clientes. Y siguiendo esta línea se encuentra el protocolo HTTPS; el cual nos plantea un tema fundamental en el uso de Internet: la seguridad. En el caso del “Hypertext Transfer Protocol Secure” (HTTPS), o Protocolo de Transferencia de Hipertexto Seguro, el sistema se basa en una combinación de dos protocolos diferentes: HTTPS y SSL/TLS.

Esta es la manera más segura para poder acceder a los contenidos que nos ofrece Internet, ya que cualquier dato o información que introduzcamos será cifrado, lo que garantiza que no podrá ser vista por nadie más que el cliente y el servidor; anulando de esta forma la posibilidad de que pueda ser utilizada; puesto que el que intente verlo sólo encontrará datos que no podrá descifrar.

La utilización del protocolo HTTPS es fundamental para cualquier actividad que involucre el uso de datos personales como los utilizados en entidades bancarias, mercados online, correos electrónicos y en cualquier otro sitio en el cual debamos introducir contraseñas, números de tarjeta de crédito u otra información personal.

Para que el sistema pueda funcionar, se debe implementar el esquema de certificado, teniendo que estar éste debidamente firmado por una autoridad. En el caso de los navegadores web, este método es transparente para el usuario.